No estaban dispuestos a que el patrimonio artístico y cultural de su municipio se perdiera para siempre. Y las Posadas del Duque -la antigua Casa de Postas del pueblo- amenazaba ruina. Tanto es así que la asociación Hispania Nostra las incluyó en su Lista Roja a principios de este año. Así que 30 vecinos de Librilla (Murcia), una localidad de algo más de 5.000 habitantes, se pusieron de acuerdo, formaron la "Plataforma en Defensa de Las Posadas" y, en apenas 24 horas, aportaron los 251.000 euros necesarios para comprar el edificio neoclásico. Cada uno de ellos había adquirido una de las 50 participaciones de 7.500 euros con las que sellaban su acuerdo.
Hace unos días, en una subasta de la Agencia Tributaria (Aeat), la Plataforma se hizo con la titularidad de Las Posadas. Pero su tarea no acaba aquí: ahora tienen unos pocos días para solicitar una de las subvenciones del "Programa de mejora de la competitividad y de dinamización del patrimonio histórico con uso turístico" que otorga el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y que puede alcanzar un máximo de 3 millones de euros. Su objetivo es donar el edificio al Ayuntamiento para su rehabilitación y puesta a disposición de los vecinos de Librilla.
Hispania Nostra felicita a todos los vecinos de Librilla, especialmente a los integrantes de la Plataforma, y al consistorio, por demostrar que la participación, la organización, el empuje y la iniciativa de unos ciudadanos pueden ser un importantísimo motor de cambio y mejora para nuestro patrimonio cultural, el patrimonio de todos los españoles. Desde Hispania Nostra se trabaja desde hace años en fomentar el micro mecenazgo a través de su página web, y hasta el momento se han financiado más de 40 proyectos similares al de Librilla por toda España. Ojalá que el ejemplo de los vecinos de este municipio murciano encuentre réplica en cientos de pueblos y ciudades de nuestro país.
Las Posadas del Duque se construyeron a instancias de José María Álvarez de Toledo y Gonzaga, duque de Alba y sucesor de la Casa de los Vélez, señor de Librilla. No se puede establecer la fecha exacta de construcción del edificio, pero hay datos históricos que nos permiten dar una aproximación. En 1779 hay una data de caducidad del último contrato de arrendamiento del viejo mesón y de la posterior escritura de arriendo en 1784. Se entiende que entre 1780 y 1783 tuvieron lugar las obras del edificio. No se conoce la fecha en la que dejó de utilizarse y al terminar la Guerra Civil, se plantea que sea reconvertida en una industria conservera, sin llegar a realizarse finalmente.
Tiene planta rectangular que constaba de dos zonas, una de alojamiento y recepción de viajeros y otra de dependencias auxiliares que se distribuían en torno a un patio, dedicadas a acoger a los animales de tiro y a los carruajes. El material empleado es mampostería y ladrillo, las cubiertas son de una sola vertiente, orientadas al exterior en su fachada principal y al interior en las dependencias que dan al patio. Todo ello resulta en un estilo muy austero y sobrio. La zona de alojamiento está orientada al norte y dividida en dos pisos. El inferior estaba dedicado a las cocinas y comedor mientras que el superior era para las habitaciones. La fachada tiene once ejes que corresponden a las once habitaciones de la posada, estando las de mayor rango orientadas al exterior y el resto al patio interior.
De las tres puertas de la fachada principal, la central era la zona de entrada a los viajeros y las laterales daban paso a los carruajes. El resto de dependencias distribuidas en pabellones estaban dedicadas, en su nave occidental, a servir como cochera y el resto como caballerizas. Encima de las cuadras se situaban los graneros y las cámaras para el forraje. En una de las esquinas aparece un escudo de armas labrado en piedra perteneciente a la familia de los Vélez.